martes, 21 de mayo de 2013

Introduccion


Pablo Emilio Escobar Gaviria (Rio negro, Antioquia, Colombia; 1.° de diciembre de 1949 - † Medellín, Colombia; 2 de diciembre de 1993), fue un político, empresario y narcotraficante colombiano, fundador y líder del cartel de Medellín, con el que llegó a ser el hombre más poderoso de la mafia colombiana. Fue representante a la Cámara suplente para el Congreso de la República de Colombia por Antioquia en 1982.
Con el comercio de cocaína hizo la fortuna más grande de su país y una de las más grandes del mundo. Apodado el Zar de la cocaína, su fortuna estaba evaluada entre los 9.000 y 15.000 millones de dólares de la época. En 1989, la revista Forbes declaró a Escobar como el séptimo hombre más rico del mundo, pero recientes hallazgos han hecho ver que la venta de drogas le trajo beneficios de más de 25.000 millones entrando así en la lista de las 10 personas más ricas de la historia de la humanidad. Tal era la situación en 1989 que los narcos eran dueños del 20% del país, 160 de los 1009 municipios en ese momento.
Las autoridades lo vinculan al asesinato de más de 10 000 personas; su principal sicario y brazo derecho, John Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, lo vincula a más de 5500. En medio de la sangrienta guerra que lo enfrentó al Estado desde 1984, su organización fue la responsable de innumerables actos de terrorismo entre ellos, el estallido de 250 bombas y la comisión de varias decenas de masacres que dejaron un saldo de 1142 civiles muertos, sin contar las miles de víctimas más que cayeron en el fuego cruzado con las autoridades en Antioquia y Medellín. Adicionalmente fue el responsable del asesinato de 657 policías entre 1989 y 1993, y de un feroz enfrentamiento con el Cartel de Cali, los paramilitares del Magdalena Medio y finalmente con Los Pepes.
Organizó y financió una extensa red de sicarios y con sus actos terroristas mediante el empleo de carros-bomba en las principales ciudades, desestabilizó su país y se constituyó en el criminal más buscado del mundo a comienzos de los años 1990. Tras fugarse de la cárcel, en julio de 1992, el gobierno de Colombia destinó unos cuatro mil efectivos e ingentes recursos para conformar el Bloque de Búsqueda y recapturarlo. Tras diecisiete meses de intenso rastreo por parte del mencionado Bloque de Búsqueda, que contaba entonces con respaldo incondicional de grupos de inteligencia norteamericanos como la D.E.A. y el FBI, y sobre todo del grupo denominado Los Pepes fue localizado en un barrio de Medellín, donde fue abatido.









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